13 abril 2011

Caramelos amargos

¿La recuerdas? Era una sensación horrible. Te daban un caramelo que te encantaba, y tú te lo llevabas a la boca enseguida, deseando saborearlo. Pero, cuando casi no habías podido percibir el dulzor, la pequeña golosina se deslizaba por tu garganta y no podías disfrutarla. Tú te echabas a llorar, pero no quedaban más. El caramelo había desaparecido demasiado rápido. Te morías de la rabia.


Así me dejaste, eso lo recuerdo. Es lo único. Porque el tiempo ha pasado y mi memoria ha jugado conmigo. Y el problema es que ya no sé si pesaban más las ganas de saborearte porque eras deliciosa, o es sólo que me dio rabia no poder disfrutarte más aunque tu sabor tampoco era el mejor. Ojalá pudiera decirte que fue por tu sabor, pero ahora ya lo dudo. De eso hace muchísimo tiempo y sinceramente...ya me da igual.

No hay comentarios: