12 marzo 2011

Un cuento con alas...

- ¿Por qué no vuelves a saltar? A lo mejor ahora lo consigues

Las risitas ahogadas ya ni siquiera le molestaban, había aprendido a pasar de ellas. Con un par de empujones a las ruedas, llevó la silla hasta la rampa de entrada de la oficina.

Era el primer día que volvía a trabajar después de lo que pasó. Le había costado, pero su vida había vuelto a una relativa normalidad. Sólo le quedaba una semana en la silla de ruedas, y le habían prometido que casi no sufriría secuelas

- "Sólo quedarán algunas cicatrices internas, nada importante. Dentro de lo que cabe has tenido suerte"

Esa última frase le había dolido más que la pierna.


Pero tenía que reconocer que el doctor tenía razón, poco a poco había recuperado la fortaleza en las piernas. No había dolor.

Cuando entró en la oficina comprobó que, a pesar de llevar fuera algunos meses, nada había cambiado: la oficina seguía sucia, sus compañeros seguían siendo gilipollas y nadie había cambiado todavía la tercera bombilla del baño, que seguía fundida.

Cuando llegó a su mesa, apartó su antigua silla para dejar sitio a la de ruedas y trató de concentrarse en el trabajo. Pero no lo consiguió.

En unos segundos, volvió a encontrarse rememorando todo lo que había pasado, se vio a sí mismo corriendo hacia el acantilado justo al lado de su lugar de trabajo...saltando. Curiosamente, casi no recordaba nada de la caída.

Suspiró y no pudo evitar sentirse estúpido. Lo peor fue cuando tuvo que explicar por qué había saltado. No había intentado suicidarse, nunca haría eso. Lo había hecho porque estaba convencido de que podía volar.

Le hicieron mil pruebas psicológicas que determinaron que, efectivamente, no había existido intención de suicidio, su cabeza estaba bien. El diagnóstico final fue stress.

Cuando sus compañeros conocieron el motivo del salto se rieron de él. Todos sabían que es imposible volar.

A él le avergonzaba haber llegado a esa conclusión. Pero se recordaba totalmente seguro en su razonamiento, incluso juraría que, durante unos segundos, lo había conseguido.

La caída era de cuatro metros, pero sólo se rompió una pierna.

Desde que salió del quirófano se esforzó por borrar de su mente la idea de que podía volar. Y había llegado a la conclusión de que había sido un momento de locura transitoria. "Nadie puede volar" se repitió todos los días, hasta que se convenció a sí mismo. Acabó riéndose de su estupidez.

En cuanto pudo mover la pierna se concentró en la rehabilitación. Al principio fue difícil y doloroso, pero con el tiempo el dolor desapareció y también lo hizo la idea de volar. Finalmente recuperó toda la movilidad de la pierna. De eso hacía sólo unos días. En ese momento pidió reincorporarse a su puesto laboral, aunque por prescripción médica todavía tenía que ir en silla de ruedas una semana más.

- ¿Va todo bien?

La pregunta le sacó de sus recuerdos. Era su compañera de al lado, debía ser nueva porque no la conocía. Durante los primeros cuatro segundos sólo pudo fijarse en su sonrisa.

- ¿Estás bien?, repitió ella
- Emmm sí, sí perdona. Estaba concentrado en estas cuentas.
- Odio hacer cuentas...me aburre". Sus ojos eran preciosos.
- A mí también, pero a los demás parece gustarles...no lo entiendo, es tan aburrido
- A los demás les gusta precisamente por eso, porque son aburridos y grises...pero tú y yo estamos en color
- Jajajajajajaja
- Lo digo en serio. Yo los veo en blanco y negro, y no sé por qué a ti te veo en color, se reafirmó ella, hablando con normalidad, como si no hubiera nada extraño en lo que acababa de decir.

La conversación terminó ahí, sonó el megáfono reclamando la presencia de la chica nueva en el despacho del jefe.

"Odio las conversaciones interrumpidas" pensó él desde su silla. Tenía sed, así que se dirigió al dispensador de agua para llenar su vaso. Y entonces ocurrió. De camino a la zona común donde estaba el agua, cayó en la cuenta de que todos sus compañeros estaban en blanco y negro. Se frotó los ojos con fuerza, pero todo seguía igual. Con rápidos movimientos de brazo dirigió la silla al baño y se lavó la cara...pero al salir...todo seguía igual.

A todos sus compañeros les faltaba el color. Era algo extrañísimo. Nunca le había pasado. No era un problema de sus ojos, porque los muebles, el suelo, las paredes...sí tenían color. Pero no sus compañeros.

Volvió asustado a su puesto, justo cuando su compañera de al lado llegaba a la mesa. Estaba triste y, extrañamente, a ella la veía con colores. Con colores muy vivos.

- ¿Qué ha pasado?, ¿cómo ha ido la reunión?
- Me cambian de oficina
- ¿Qué?, ¿por qué?
- No lo sé, no me han dado más explicaciones. Me tengo que ir ahora mismo.
- Joder...pero...¡no puede ser! ¡Teníamos una conversación a medias!
- Lo sé, pero no vamos a poder terminarla ahora. Tengo que irme ya.
- Y ¿cuándo podremos tenerla?
- No lo sé. Ahora no.

Media hora después ella ya no estaba allí. Y él seguía viendo en blanco y negro a todos los demás. Decidió que lo mejor era salir a tomar el aire. De camino al patio se volvió a fijar en sus compañeros. Los vio a todos tan grises, aburridos...mecánicos.

Dirigió la silla hacia el acantilado, paró a unos tres metros y se puso a pensar en la chica que acababa de conocer. Estaba claro que era especial, ¿por qué le había "contagiado" lo de ver a los demás en blanco y negro?, ¿y por qué a ella la veía en color?. Había algo en esa chica que le atraía enormemente, como un enigma que, por más que te esfuerzas, no puedes resolver.

Seguía inmerso en sus reflexiones cuando, de repente, volvió a sentirlo. Y esta vez era de verdad.

Miró decidido hacia el acantilado y empujó la silla con fuerza. Sabía que esta vez iba a ser diferente. Sabía que lo iba a conseguir. Era consciente de que era muy complicado, prácticamente imposible...pero sabía que podía hacerlo.

Podía volar.

2 comentarios:

mamen dijo...

Como escritora poco habitual, menos de lo que yo quisiese, he de decir que estos "alter-me" son excepcionales para no dejarse apoderar del gris...
Me ha gustado mucho el mini.relato, había bastantes partes en las que podía sentirme reflejada... garcias por tus letras!

Morix dijo...

Muchas gracias a ti por leerme y darme tu opinión, de verdad.

La verdad es que escribo para dar salida a cosas que pienso o siento y no puedo expresar de otra manera. Lo hago más para "curarme" que para otra cosa

Gracias