06 mayo 2010

A tu edad yo ya tenía dos hijos

No soy persona que guste de hacer balance en momentos que llamen a ello (tampoco en los que no llaman), y, a pesar de lo que me han dicho algunos, no voy a hacerlo después de cumplir 30 años.

En fin, no voy a hacer balance porque no me gusta mirar hacia atrás, prefiero ver dónde estoy y, si acaso, pensar en el futuro. Además, quienes me conocen saben que, en cuanto al futuro, soy de naturaleza optimista, así que mis reflexiones sobre lo que podría ser o lo que me gustaría que fuera...siempre suelen ser positivas. Será para compensar mi poca fe en el género humano.


En muchas facetas de mi vida, estoy donde quiero estar, aunque no "cuando" quiero estar. A eso llego ya tarde así que poco hay que hacer...si acaso armarse de paciencia y tirar p'alante, esperando que lleguen mejor dadas.

En otras no estoy donde quiero estar, y para el "cuando" llego ya definitivamente tarde. Sin embargo, quiero pensar que cuando tienes unos planes hacia los que tú y mucha más gente empuja pero al final, por lo que sea, se cruzan totalmente...hay alguna fuerza que te lleva al lugar donde debes estar. No sé...será la naturaleza positiva.

Eso es todo lo que puedo escribir sobre mis primeros treinta años, cuatro párrafos. Será que he aprendido poco, o qúe sólo he aprendido que, en la vida, hay que ir con los ojos muy abiertos, en todos los sntidos. También he aprendido que aquí, cuando llega el momento de la verdad, ese en el que no hay más cartas y las que quedan se dan la vuelta y todos se miran a los ojos apretando los dientes, ese momento en el que todo lo demás da igual...justo entonces cada uno va a la suya.

Y a pesar de todo eso, también he aprendido a agarrarme con los dientes a los momentos buenos y a exprimir, en el mejor de los sentidos, las cosas buenas que cada día me ofrecen las personas...al menos mientras las cartas están boca abajo. Creo que esas cosas se disfrutan mucho más precisamente por saber que valdrán de poco en cuanto dejen de repartirse naipes.

Seis párrafos.

Me despido ya, parafraseando una frase que me gustaría que me acompañase en los, como poco, 300 años que me quedan por delante. Una frase bastante relacionada con el cristianismo (quién me lo iba a decir):

"Dame fortaleza para solucionar los problemas que puedo arreglar, paciencia para soportar los que no puedo...y sabiduría para distinguir los unos de los otros".


Memento mori.

2 comentarios:

Jorge dijo...

Hola Alberto :) Hacía mucho que no me metía en tu blog y me gusta mucho cómo escribes ;) A ver si actualizas con más frecuencia y ya será un super-blog xD

Morix dijo...

En un horrible despiste, he borrado un comentario de mamen (perdónperdónperdón), así que procedo a reproducirlo a continuación. Lo siento.


mamen dijo:

"jajajjaaj... yo también tengo esa extraña sensación de que llego tarde a casi todo... mis padres siempre me dicen que tengo el don de la inocencia revolucionaria; esa que no cree en TODO y en NADA... y a tu edad, yo ya tengo hijos... eso no cambia nada.
Siempre hacia arriba, con optimismo... yo no sé que me aguarda la vida...pero sí sé cómo me lo puedo llegar a tomar.
Me gusta mucho tu blog!"