Se me hace difícil empezar a escribir esto, sé lo que quiero decir, pero no cómo. Antes de ponerme delante del teclado he pensado varias veces en escribirlo pero lo he desechado otras tantas…al fin y al cabo… ¿por qué tengo que escribirlo?...entonces vuelvo a pensarlo y empiezo de nuevo. Me lo debo a mí mismo, se lo debo a todas las personas que se han cruzado en mi camino, pero sobre todo se lo debo al baloncesto, que me ha dado tanto. Y entonces es cuando empiezo a llorar y vuelvo a dejarlo.
Pero esta vez es diferente, acabo de volver de San Sebastián, de mi tercer sector perdido, y esta vez sí, de mi último partido como entrenador. Cuando he empezado a escribir las lágrimas han vuelto a mis ojos, pero esta vez voy a seguir adelante. Me lo debo. Y se lo debo.
Llevo en este deporte más de la mitad de mi vida: 16 años, 13 de ellos como entrenador. Cuando hablas con gente que no sabe lo que es esto no comprende por qué “desperdicias” tus fines de semana levantándote pronto para ir a un partido, o haciendo 400 kilómetros para un torneo, o pasando medio verano en diferentes campus por cuatro duros… Te dicen de todo, pero lo que ellos no saben es que, en la mayoría de los casos, esto es algo que haría gratis.
Haciendo balance de estos últimos trece años tengo claro qué es lo mejor que me ha dado el baloncesto: me ha dado la posibilidad de conocer a un montón de gente, de buena gente y de otros que no lo son tanto. Me ha dado la posibilidad de poder compartir conversaciones y banquillo con personas de las que he aprendido y de las que he disfrutado. Me ha permitido entrenar a cientos de niños aunque sólo fuera unos días o unas horas. Me ha hecho mejor persona.
Pero ahora tengo que dejarlo. Es una decisión que tomo yo por motivos personales, porque me hago mayor y ahora hay muchas más cosas en mi vida. Lo he pensado mucho y debo hacerlo, pero eso no significa que no duela, porque duele…mucho.
Afortunadamente no me voy del todo, parece que el año que viene voy a poder seguir siendo ayudante de los alevines de Aragón, una experiencia corta pero intensa, una experiencia genial pero que seguro no podrá llenar todo el hueco que el baloncesto deja ahora. Sólo puedo dar las gracias por poder seguir.
También tengo que dar las gracias a un montón de gente, tanta que me da miedo olvidar a alguien, pero no quiero que ese miedo me impida dar algunos nombres propios:
Gracias a mi padre y a mi madre, al primero por meterme en esto y a mi madre por su paciencia y comprensión con mis extraños horarios y avisos de ausencias de última hora. Gracias a Fernando Mollat “Chiri” y a Fernando Pena por convencerme para que fuera entrenador en el colegio, gracias a TODOS los entrenadores de El Salvador, gracias a Dabe Martínez y a Pepe Arcega por invitarme a ser entrenador en el campus de Tarazona, gracias a Antonio Sierra por hacer lo mismo con los de la Federación. Gracias también a todos los entrenadores que he conocido en los campus, a Manolo Castro por invitarme a los entrenamientos de la escuela y estar a mi lado en mis sucesivos pasos dentro de la Federación. Gracias a Santi Pérez, un verdadero amigo, una de las joyas de este deporte y, por mucho que le joda, una de las mejores personas que conozco (no creo que pueda nunca devolverle ni la mitad de lo que ha hecho por mí). Gracias a Javier Marco que pensó en mí para Filtros y a Lourdes Ibarbia que confió en mí para ayudar a Santi. Gracias a Javier Gastón, que tuvo la suficiente paciencia conmigo como para perdonarme mi temprana marcha del Club Baloncesto Zaragoza y contar conmigo al año siguiente. Gracias al maestro Ereña con el que sólo pude compartir dos días, pero que sirvieron para que creciera mi admiración por él. Gracias a Charles por ser el único que hablaba conmigo en las primeras reuniones de Federación, sin saber aún que éramos casi familia. Gracias a Joan Albert Cuadrat, que me ayudó a conocer un poco mejor el mundo de la élite. Gracias a Carlos Pardo, sin duda uno de los mejores entrenadores que he conocido nunca, un maestro dentro y fuera del campo. Gracias a Pascual, Fernando y Dani y a todo Casablanca en general por acogerme tan bien. Gracias a Jesús Cubría “Titín”, que me ha enseñado la riqueza del baloncesto mini y que me ha abierto los ojos en muchas cosas. Gracias a Toño Martín que me ha enseñado a llevar un grupo dentro y fuera del campo. Gracias en general a todos los entrenadores que he conocido en todos los sitios en los que he estado (clubes, partidos, torneos, campus, concentraciones, campeonatos…aunque no os lo creáis os debo algo a TODOS).
Quiero tener un especial recuerdo para los tres sitios en los que he podido entrenar este año: gracias a todas las personas relacionadas con la FAB (Chemi, Antonio, Rubén, Manolo, Perico, Charles, entrenadores…). Gracias al CBZ y a su genial equipo humano (¿de verdad os tengo que nombrar a todos?...no creo que haga falta) y gracias al templo del baloncesto escolar en Aragón: el colegio Doctor Azúa con Willy a la cabeza, del que no creo que haga falta decir nada. Sólo diré que entrenar allí había sido mi ilusión desde hace años, que me emocioné el día que Willy me lo propuso y que siento en el alma no haberle podido dedicar más tiempo este año.
Pero sobre todo GRACIAS con mayúsculas a todos los jugadores y jugadoras con los que he podido compartir este deporte. Sin ellos no habría podido hacer ni la mitad de las cosas que he hecho. Vais a permitirme que, en representación de todos ellos nombre a los cadetes del CBZ, con los que compartí mi último partido el 31 de mayo de 2008 y que me hicieron llorar cuando terminó:
Gracias a Adrián Pradilla, por ser mucho más grande por dentro que por fuera.
Gracias a Guillermo, por poner la nota de cordura que a veces le hace falta a este equipo.
Gracias a Adrián Sánchez por su paciencia con todos nosotros.
Gracias a Jorge Latorre por sus extraordinarias exhibiciones en el campo y fuera de él. No dejes de jugar a esto, te arrepentirás.
Gracias a Sergio Royo por ser un killer en la pista y un chungo con corazón fuera de ella.
Gracias a Daniel Cuairán, con quien el baloncesto me ha juntado en dos ocasiones ya y espero que la vida lo haga en un futuro. Un abrazo muy especial para toda su familia.
Gracias a Daniel Arcau por sus canciones y por hacerse querer como el que más, a pesar de llegar el último.
Gracias a Diego Reyna porque es mi hermanaco, y porque tiene un corazón que no le cabe en el pecho.
Gracias a Jorge Cortell, a quien conocí en un campus y me llena de orgullo con cada triple que mete.
Gracias a Jesús porque, aunque también va de chungo, es un pedazo de pan.
Gracias a Perico al que aprecio muchísimo a pesar de ser “mariano”.
Gracias a Igor por enseñarme brasileiro y por hacerse tantísimos kilómetros para estar con nosotros.
Gracias a los doce de corazón, deseo que la vida y el baloncesto os den todo lo que merecéis, que es muchísimo. Ya sabéis dónde estoy. Os quiero.
Seguro que me he olvidado a muchísimas personas, espero que podáis perdonarme, pero en momentos como este me cuesta pensar con claridad.
En fin, creo que termino ya, como se dice siempre: esto es un hasta luego, o al menos eso espero. Cuando hablé de mi “jubilación” con Toño me dijo que seguro que volvería, yo le respondí: “en cuanto tenga medio hueco”. Y eso es lo que espero, que esto de hacerse mayor y mi vida en general me concedan “medio hueco” para poder dedicárselo al que ha sido durante 13 años uno de los motores más importantes de mi vida.
A partir de hoy tendré que volar con un motor menos. Ya he dejado de llorar. Os echaré de menos. Nos vemos en las pistas.
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5 comentarios:
Albertuchi, dejas el baloncesto?? Lo siento, seguro que tienes razones poderosas que te llevan a hacerlo.
Vuelvo definitivamente en agosto, nos tenemos que correr una juerguecilla antes de que acabe el verano!
Un beso!!
Clara
hey mate, good English!!! I haven't understood yet why the professor of international law mocked our language diplomas...
Siempre fuiste un buen entrenador entrenándome en benjamín y alevín de la selección.
Un abrazo
wenas alberto garcias x el comentario y cuidate mucho
Nadie. Pasa el tiempo y sé que nadie se unirá a mi baile, nadie sabrá porqué hago esta canción.
Pensando en cosas que nunca habéis pensado, en los dioses primigenios, en la LIBERTAD Y EN SU PRECIO, en la plateada escarcha del amanecer.
Ojalá este abril del 2009 pueda regalarte una espina porque el tiempo enseña (y ya lo dijo el poeta escribiendo que 'amar es un viaje con agua y estrellas') que se tarda mucho en aprender la verdad de las cosas: la espina es lo bello de las rosas.
Titín
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