Sonríen a pesar de saberse instrumentalizados, de ser
conscientes de que los utilizan para atontar, adiestrar, despistar, adoctrinar…
Sonríen cuando ven las audiencias, el anti coeficiente
intelectual que da de comer a una pandilla de hienas.
Son felices porque se la trae muy al pairo, porque ya nadie
se escandaliza.